Fuimos corriendo directo hacia tu árbol
Me llevaste de la mano hasta su sombra
Nos apoyamos en su tronco añejo
y te pregunté si lo extrañabas
Llorando me dijiste
Que no recordabas su cara
Entonces yo también lloré
Porque vi tus ojos negros
Detenidos en el tiempo
Guardé tu cabeza en mi regazo
Y apreté tu pelo entre mis dedos
La luna se enredaba en mis canciones
Y las chicharras decían tu nombre
Yo canté entre ellas con mi sangre
Que brotaba como escarcha derretida
Volví a nacer en terracota
Como una chiquita feliz
Me tocaste con tu inocencia eterna
Silencioso y sincero
Rompiste el dolor en mil pedazos
Y galopaste contracorriente.
Tus pasos eran mis latidos
Golpes secos que pujan a un niño
Volví a nacer
esa noche, entre el rocío blanco
y la sombra de tu árbol.
jueves, 1 de octubre de 2009
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