Hay un camino nuevo. Recién hablé con mi amiga y de pronto pude desentrañar lo que me estaba pasando. Anoche algo de eso se asomó cuando me fui a dormir y le dije al Negro: creo que estoy más sola que nunca. No sé si me habrá entendido realmente, pero lo cierto es que a veces salen desde adentro esas bocanadas de verdad que no nos permite quedarnos callados. Bocanadas que tengo que ir aprendiendo a controlar y a compartir solamente con esas personas que están "listas" para escucharlas, para olerlas, para sentirlas, para degustarlas y digerirlas.
Ese es el camino, el camino de la verdad. ¿Cuál es la verdad? No es una pregunta nada sencilla, pero últimamente a mí se me está presentando a borbotones, surge como catarata infinita y me va mostrando el camino. El camino se llena de luz, la sombra se presenta en mi puerta. Mis entrañas vibran. Entonces vuelvo a nacer. Nazco sola. Como la primera vez. Pero esta vez puedo ponerle palabras a mi existencia, y mi existencia se empieza a ver cada vez más nítida. Los pasos son más firmes y la gente que me rodea cada vez me rodea menos. Quiero que me rodee menos. A uno no lo deben elegir, es uno mismo el que elige. Y acá estoy yo, eligiendo.
Me critican porque veo las cosas de manera demasiado sencilla. Me atacan porque dicen que hablo con teorías de libro. Gente que no lee. Gente que no quiere ver. Gente que cada vez me conoce menos. Porque yo soy otra, yo soy mi existencia, yo soy mi vivencia. Mi vivencia es la verdad.
Querida Ki: Como me dijiste lo estoy haciendo. Decidí apagar las luces de mi casa, prender solamente dos velas, una es dulce como miel, la otra es amarga como el mar. El yin y el yang. Mi cuerpo respira y me lleno de mí sacándome hacia afuera. Da resultados. Soy una nueva yo la que respira. Más aliviada, más verdadera.
jueves, 22 de julio de 2010
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