Quedé atrapado debajo de la cama de mi hermano mayor. Mi camita de siempre que me hacía sentir un hombre grande ya no estaba. Dormía sobre un colchón pegado a su cama y, como todavía sueño que tengo que escapar de ese monstruo inmenso, rodé hasta terminar en ese espacio negro, frío y apretado. No entendía dónde estaba porque nos acabábamos de mudar a otra casa. Me asusté tanto que creí que había quedado dentro del estómago del monstruo. Lloré muy fuerte, nadie me oía.
Después de un rato mi hermano se despertó y empezó a llamar a mamá. Ella vino corriendo y lo abrazó. A mí me sacó del agujero y a él se lo llevó a dormir con ella. Yo me quedé solito contento porque el monstruo era solo un sueño…
1 comentario:
pobrecito!
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