martes, 8 de septiembre de 2009

n a v e g a r e n I l h a b e l a

Playa de colores, con casitas en el mar
tortugas y ballenas mudándose.
Un pescador me saluda desde su balsa.
No tiene ganas de pescar.
Prende su red a los remos
y se tira sobre la cubierta para ver las velas.
El sol no respira a esta hora
las luciérnagas duermen bien lejos
y las gaviotas son mis peces en el aire.
Me alejo sin quererlo en busca del viento
que hace salir puntitos de sal en mi piel.
El frío golpea mi ropa mojada
pero no quiero sentirlo cerca.
El frío es la muerte sujeta con un hilo
a punto de escapar.
Las nubes respiran sobre mi cabeza
y mis pies en el agua me dejan dormida
el tiempo está lejos, detenido en la arena
y yo sueño con tu sombra abrazando mis hombros.
Tus labios rozan apenas mi nuca
y me hablan de la gravedad de tu voz.
Aliento tibio apoyado en mi cuello
que me dice "quedate".
Entonces no despierto.
Y la luna me alcanza.
Pálida vuelo por el camino del sol
hacia las casitas de colores, que descansan
en el mar de Ilhabela.

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