jueves, 18 de agosto de 2016

Ok. Maternidad

La vida en Palma de Mallorca se acelera. En las últimas semanas todo fue pasando a una gran velocidad. N corrió dos campeonatos en la isla y no hubo tiempo para sentarme y escribir. Después tuvimos la suerte de viajar... Ayer entré y vi el comentario anónimo para que escribiera sobre la maternidad. Me parece un tema interesante, sobre todo para alguien que se siente madre de dos angelitos que me esperan en el Cielo o para una tía que tiene otros dos angelitos compartiendo la espera con sus primos. Sí, suena locura, pero a veces  la vida se escapa de la "normalidad". Dos veces quedé embarazada y dos veces los perdimos, les puse nombre porque me insistieron y sé que están. Al primero lo vimos, fue impactante, su corazón latía a toda velocidad, se le veían la cabeza y el corazón, sus piernitas y bracitos. 

La maternidad es la gran oportunidad de, finalmente, olvidarse de uno mismo. La maternidad es servicio absoluto, es el momento en que uno deja de ser niño y deja de ocuparse de uno mismo para entregarse completamente a un otro, un otro que trae toda la carga de ADN y toda la sombra de una madre que, muchas veces, no tiene idea de cómo ser madre. No hay reglas ni leyes para ser una buena madre, solo es necesario tener la voluntad de PERDERSE en ese otro que acaba de nacer, que trae toda la información y la oportunidad necesarias para que finalmente esa madre CREZCA como persona.

Crecer es madurar, madurar es dejar de ser niño, de reclamar, de quejarse, de querer tener más de esto y más de lo otro... No hay lugar para dos niños cuando nace el primer bebé. Como cualquier mamífero, la madre solo se debe a su cría, la lame, la acompaña, no la abandona ni un segundo hasta que puede empezar a valerse por sus propios medios. Pero el bebé humano trae la sombra, trae aquello más profundo y más oscuro de nosotros mismos. ¿Por qué? Porque así son las cargas energéticas en los vínculos del ser humano. Si queda alguna duda miremos a nuestra pareja: ¿qué es lo que me trae de mí que me molesta? Esta es la misteriosa energía de atracción entre los amantes. Por esa razón el bebé puede causarnos cierto rechazo, tal vez al principio, tal vez más adelante, y aunque las madres no lo reconozcan, es lo normal, esa es la sombra de una, que se agiganta cuanto más desconectadas estamos de nosotras mismas.

¿Por qué nos resulta tan molesto el llanto del niño? Porque todos fuimos niños llorando y muy mal consolados, atendidos, amados. Por eso, tener un bebé, tener un hijo, significa que la vida se abre para AMAR, amar con todas las letras: olvidarse de uno y entregarse por entero al otro. Olvidarse de nuestras necesidades, animarse a ver que nuestra madre no es perfecta y que no nos amó o "atendió" o miró como lo hubiéramos necesitado. Si el bebé llora, el bebé necesita que lo abracen, que lo amamanten, que lo miren. Tapar esos síntomas a cualquier edad (un niño es "bebé" hasta que puede valerse por sí mismo según cada etapa), es NO AMAR. Dejarlo dormir solo hasta que se calle, dejarlo llorar hasta que se canse, es perderse la oportunidad de amar, es seguir centrado en la comodidad de uno mismo sin poder ponerse -todavía- en los zapatos del otro que nos necesita. 

La alimentación es una forma de amar. Lo primero que pierde el ser humano al nacer es la placenta, su primera fuente de nutrición, y allí está el primer duelo, la primera pérdida. El niño nace con esa sensación de tristeza pero enseguida (si la madre ya se estuvo preparando para ser madre, investigando todas las opciones de partos, conectándose con sus emociones y dejando de lado todas las leyes absurdas de los médicos ignorantes, reconociendo sus dificultades y "falencias", su pasado muchas veces desconsolador y así todo es capaz de abrazarlo), enseguida se encuentra con el pecho materno caliente, con su leche caliente y la pérdida es reemplazada por ese lazo directo con la madre que ya se ha entregado  a su cría, como una verdadera loba. El niño no se siente anexo a la madre, se siente parte de ella y la distancia física es muy dolorosa, necesita el cuerpo, el olor, el aliento, la voz de la mamá, por eso si hay distancia física y emocional llora, porque le es imprescindible y vital para todo su crecimiento, para formarse como ser amado, sano físico y emocionalmente.

Cuando mi hermana ya no sabía cómo dejar de amamantar a su hija de dos años sin generar un trauma en ella, lo primero que hizo fue hablarle de la placenta, de ese primer motor de nutrición y de cómo ella, su hija, había tenido que dejarla de lado para nacer. Mi sobrina con solo dos años entendió enseguida, y no tuvo ningún problema en dejar la teta. Los bebés entienden todo desde que están en la panza, no entienden como nosotros con palabras ordenadas, sino que entienden con la emoción, de manera mucho más fuerte y directa de lo que entendemos nosotros adultos ya adulterados. Por eso, ser madre es brindarse con la palabra cariñosa desde el primer momento, de manera que en el bebé las emociones se empiecen a ordenar como ideas (todavía no entiendo las parejas embarazadas del segundo hijo que no le quieren decir a su primer hijo para no traumarlo... el niño ya lo sabe y está esperando que lo hablen con él!).


Se podría escribir tanto sobre todo esto y hay alguien que ya lo hizo, a quien yo leí mucho y participé de su escuela. Se llama Laura Gutman, y a ella le debo el cambio radical en mi pensamiento, en realidad no cambio, sino la apertura de mente y el hecho de poder CONOCER, INFORMARME, CRECER. Mi mamá me crió con un libro escrito por el "demonio", que se llamaba "Duérmete niño", que alienta a la madre a seguir por su camino cómodo que le brinda la sociedad, la alienta a la desconexión con su hijo. Sé que hay gente que lo sigue leyendo, si lo tuviera en mi poder, lo leería solo para hacer todo lo contrario, y después lo quemaría.

domingo, 12 de junio de 2016

A dónde va el viento cuando tu cara se aleja, si la vida es dura... por qué... Por qué se apoderan la tristeza y la nostalgia de tiempos mejores cuando todavía no habíamos crecido, cuando la vida nos sonreía sin avisarnos lo que vendría. Por qué no puedo entenderlo. Por qué pasa otra vez, por qué. Y si la oración alcanzara para aliviarte... 
Quiero estar ahí y hacerme espuma para que te rías.
Quiero estar ahí y acariciarte la frente, dormir a tu cabecera y cuidarte toda la noche.
Quiero olvidarme de mí. De lo que tengo y de lo que no tengo. De los espejos y mis deseos. Quiero olvidarme de mí.
Si hay algo más grande, algo más real, eso mismo que parece una ilusión a veces, una fantasía absurda, pero que en toda mi alma se respira como cierto... por qué entonces no se hace visible.
"No se ama si no se sufre", yo misma lo comprobé. Es un amor más cierto, es un amor real, es un amor crecido que no se desvanece y nos sostiene. Yo quiero amarte así, yo te amo así. Si lo supieras... Pero no quiero que te asustes, no quiero que no me entiendas. Sé que algún día vas a saberlo. Cuando eso que parece una ilusión se convierta en realidad. Pero no quiero que pase todavía.
Quiero estar ahí para sostenerte y para echar a todos los demonios.
Quiero estar ahí para amarte, a vos y a él. Quiero estar entre ustedes.
Quiero ser útil. 
Dios quiero ser útil.

sábado, 28 de mayo de 2016

Cabo y Rita

Hoy el día empezó divertido. A pesar de no haber podido dormir lo suficiente porque un grupo de alemanes se puso a hablar durante media hora a las 5 am justo abajo de mi balcón... la mañana siguió muy bien. A las 11 mi amiga mallorquí L. me pasó a buscar con sus dos perros de agua Cabo y Rita. Cabo es negro y Rita es color piedra clara. Festejaban cuando me subí al auto y lloraban cuando vieron que me bajaba después del viaje. Me los habría metido en el bolsillo y los habría puesto a dormir en mi cama con mi mono Dindon. Rita y Cabo aman el agua y nadan de la misma manera que los demás perros corren por la arena. Ellos son del agua y su mejor programa es jugar en el agua. No le tienen miedo a nada, y caminan y trepan entre las rocas con gran agilidad, si se resbalan por un lado intentan por el otro y siempre se las arreglan. Y vuelven a tirarse. Y vuelven a nadar. Son inagotables. Mientras tanto con L. vamos hablando, vamos poniéndonos al día. Pero el día tiene que seguir y L. tiene que volver a su casa a estudiar. Yo estoy cansada, mis intestinos están cansados y piden dormir. En casa me doy cuenta de que el mercado ecológico está por cerrar y tengo que comprar frutas para N. que llega el lunes. Como una banana y salgo. A la vuelta paso por Lush y me compro el henna natural. Este sí que es natural. Es una barra enorme como un chocolate XXL que hay que ir partiendo en la medida en que se usa. No sé cuál será el efecto, porque obviamente no hay tiempo para la "prueba del mechón" (hay que dejarlo cuatro horas en la cabeza), así que después contaré. Uno podría perderse en ese local, todo hecho a mano y natural (cosméticos, perfumes, jabones, cremas...). La vendedora tan sonriente me ofreció de regalo un poco de bálsamo en un pote aparte y envolvió todo como si fuera mi cumpleaños. Después de almorzar a las 3 pm me tiré en la cama a ver una película italiana (La ventana de enfrente) pero no aguanté y seguí con las investigaciones para sanar el organismo a través de la alimentación. Etiquetas como "cómo activar semillas" - "cómo germinar semillas" (y comerlas) - "cómo preparar agua enzimática" me hicieron pasar la tarde. Nota: tengo que comprar un trozo de mosquitero para los experimentos. Y llamado de papá por FaceTime, y mensaje de voz de B. (super buena noticia!) y la hora de salir se abalanzó sobre la cama. Partí a lo de las clarisas. "Tengo tiempo de ir primero a alimentar a los gatos del baldío", allá fui (me esperaban cuatro! El del ojo tuerto del año pasado, y el gris topo, y el negro con cola crispada... No les saqué una foto porque estaba apurada ¡y cómo me arrepiento! Pero llegué justo para la misa (fue en mallorquín porque era Corpus Christi) y había un coro de niños cantores, con su directora la señora Conchita. Al final cantaron todo un repertorio en el que se incluían canciones de La novicia rebelde... En fin, de lejos uno diría que no hice nada, pero... Los pajaritos me piden pan en la terraza, ya saben que acá aparecen el desayuno y la cena, ya son tres, y pían y comen y llaman a los demás para que también vengan. La noche se va asomando, aunque ya son las 9:27 el cielo todavía no se oscurece. Y Bill Evans me acompaña mientras como un poco de atún. El día se termina y mañana empieza el final de esta etapa. El domingo con mi cumpleaños empezará una nueva, una nueva de un año de duración. Arranca con N. que se va bien temprano al aeropuerto. Esta vez sí que va a ser largo, pero tengo un plan para mí, solo espero que funcione.

Rita en la roca, Cabo la sigue desde el agua

Cabo y Rita

Henna Lush

Coro de niños en Santa Clara

viernes, 27 de mayo de 2016

Esta mañana te pienso y solo quiero que llegue el lunes para que me despiertes. Estoy sentada frente a la mesa en donde nos sentamos la última vez, justo antes de que te fueras. Voy a pedir lo mismo (huevos escalfados y palta con licuado de "plátano", manzana, pera, espinaca, palta y jengibre), un poco para ver si volvés a aparecer sentado frente a mí. No quedan muchos lugares adonde quiera ir si no estás vos, aunque me acomodo a todas las actividades y propuestas. Y gracias a mi libertad, gracias a un nuevo sentido que aparece en mi vida, lo disfruto hasta que llega la noche, cuando quiero tenerte a mi lado, escuchando música, preparando la comida, disfrutando solo ese momento sin pensar en lo que pasó ni en lo que va a pasar. Hoy extraño a K. Y cuando pienso en ella no puedo dejar de enojarme por lo que podría haberse evitado. ¿O es que a pesar de todo, el final tenía que ser así? Algún día, cuando la luz me alcance por completo, podré entenderlo, podré abrazarla, podré volverlo a entender. Me acuerdo en Casapueblo, me acuerdo en las olas, metidas entre las piedras, riéndonos como drogadas. Drogadas de mar. Y esa noche la compartimos los tres, en uno de sus lugares favoritos donde empezó su historia de amor y desamor. ¡Ay K.! ¡Cuánto te extraño! Pero misteriosamente mientras te escribo te siento cerca, te siento a mi lado, te siento conmigo, te seguís riendo y eso me gusta, me dan ganas de reírme con vos. Libertad plena, libertad libre, libertad feliz. Y sé que llegará el día en que vengas a buscarme para volver a jugar, como dos niñas, como las amigas que fuimos y que somos. A veces quiero que llegue ese momento. A veces quiero abrazar el Cielo y quedarme sumergida en él. A veces solo pienso en eso, en un amor supremo que me consume, al que yo me abro, me entrego y me dejo consumir. No hay amor más grande, donde todos los que lo compartimos nos hacemos uno en ese amor para siempre. Es Amor. Es un Amor que expulsa el llanto, que no es de felicidad ni de tristeza, es un llanto dulcemente amargo, donde se comparte el Amor eterno y el dolor profundo, pero dejarse atravesar por él es sublime. 
En un mes nos vamos a Porto Cervo, a Roma, a Asís, a San Giovanni Rotondo, a Florencia, a Venecia, a Trieste. No sé que me espera, no sé cómo prepararme. Asís y San Giovanni Rotondo. San Giovanni Rotondo... Sé que ahí me estás esperando para empezar el viaje. 

martes, 24 de mayo de 2016

Comer flores




Siempre quise, pero nunca pensé que lo iba a hacer desde el borde de mi cama, donde me esperan dos libros, una película, el mundo del whastapp con mis contactos en el nuevo continente. Hoy fui al mercado "ecológico" -como se lo llama en España- a comprar frutas y verduras orgánicas. Así me encontré con estas flores amarillas. "¿Puedo probar un pétalo?", me animé. "¡Claro! Pero coge una flor entera para sentirle el gusto, verás que pica un poco". Y así, por dos euros me compré un ramo entero. Están en agua en la cocina, como si fuera un florero, pero hoy las estoy comiendo en mi plato de arroz yamaní (acá se llama "arroz redondo integral") y verduras salteadas. Sigo leyendo a Néstor Palmetti*, gran guía en este momento para sanar mi cuerpo y cambiar mi alimentación. Los intestinos, el hígado, los riñones. Mis intestinos, mi hígado, mis riñones. Estoy aprendiendo a querer cada órgano, a amarlo y cuidarlo. Aunque la tentación esté a la vuelta de la esquina. Pido al Cielo que me dé fuerza y constancia para autosanarme.
La que compré hoy se llama Capuchina enana y vale la pena googlearla para encontrar las miles de propiedades que brinda, además de darle un gusto riquísimo a mi plato, como un rabanito suave, ¡muy rico!
También compré manzanas, papaya, moras, paltas, cebollas, remolacha, semillas de girasol y de calabaza, tomates y unas zanahorias color beige que no me acuerdo el nombre. 


*Los dos libros que estoy leyendo de N. Palmetti son Depuración corporal  y Alimentación deportiva. De Kier.

martes, 17 de mayo de 2016

Je ne quitte pas




Te levantó una mujer grande de la calle, coleccionista de animales en su casa de Florida. Pensaba que eras hembra y te puso una cinta rosa, te metió en una jaula para que no te perdieras por sus rincones y te alimentó con un poquito de cada cosa. Dijo que en el baldío de la casona abandonada tus hermanos más grandes te atacaban y no te dejaban comer. Y un día nos conocimos, tenías orejas como satélites; y tus manitos blancas, como botas-pompones de tu vestido gris a rayas, anunciaban que ibas a crecer mucho. Te quise desde el primer momento, te veía asustado y solo quería tenerte entre mis brazos. Y finalmente el día llegó, y te trajimos a casa en una caja de zapatos, con tu cintita y tu mantita rosa. Te bauticé Tushpá. Como te escondías por todos lados como queriendo escapar, puse almohadones que te obligaron a quedarte cerquita de mí. N. salió a correr y nos quedamos solos. Vos y yo. Yo y vos. Te diste cuenta. Y bailaste todo por encima de mí, me reconociste como tu mamá. Me elegiste en ese momento mientras maullabas y ronroneabas. Y yo no entendía pero entendía. Y me puse tan contenta. Esa noche dormiste cerquita de mi cara y si yo me daba vuelta vos volvías adonde estaban mi boca y mi nariz. Querías respirar conmigo y yo no quería salir a trabajar. Quería quedarme con vos esperando la luna de la noche siguiente. Cada vez que volvía me esperabas en la ventana. N. sabía que estaba llegando porque vos te activabas. Y me maullabas desde el tercer piso. Y así cada día fue un día nuevo. Nos fuimos conociendo y aceptamos nuestras diferencias y nos seguimos queriendo. Lloramos los dos cuando te castraron, y sufrí tu desesperación cuando nos mudamos. Pero la casa era más grande y te busqué un lugar verde. Y vos conociste nuevos territorios, hasta que te diste cuenta de que eran hostiles. Y te quedaste en la nueva casa con la nostalgia de los olores extranjeros. Te llevé a una nueva compañera, una hermana, una amiga. Al principio nos costó a todos, pero enseguida te resignaste. Mili solo quería jugar, pero vos no dejaste de verla como una amenaza. Ella te admiraba y todo lo quería hacer como vos. Así aprendió a subir las paredes, a comer atún, a cazar libélulas, a tomar agua de la canilla, a dormir cerquita de nosotros. Y vos creciste, defendiendo lo tuyo. Te hiciste robusto e independiente. Te hiciste orgulloso pero más tierno. Hoy estás lejos porque yo me fui, como hace un año que también nos separamos. Ya nos vamos a volver a ver y a tocar, a frotar nuestras caras y a dormir cerquita. Todo va a salir bien. Mientras en la distancia, mi corazón viaja al tuyo y tu corazón viene al mío, con el corazón de Mili.  



Ne me quitte pas...

lunes, 16 de mayo de 2016

N.


En este momento él lo es todo. Lo es todo en esta tierra, en esta vida de cuerpo y alma. Lo es todo aunque esté lejos, aunque esté tan entrelazado con sus propios lazos, aunque su cabeza esté así, sé que su corazón está acá, está atravesado con el mío y no hay remedio para eso. Está conmigo, en su ausencia. No puedo sentirme sola cuando me entregué a tus besos, a tu fuerza, a tu potencia. Yo estoy atravesada en tu potencia, y no me desvanezco, sino que resucito en tu presencia distante. Descanso en tu poder, para ocuparme de mi alma que se eleva a lo alto, porque me atás por tierra y por mar. La nostalgia de lo infinito desaparece, porque siento lo infinito en mi ser, porque mi alma es infinita. Y todo gracias a vos, que me traés la suavidad de lo que ni siquiera se puede nombrar, porque es tan sublime que no se puede tocar, pero está entre nosotros. En tu fuerza está la dulzura del niño despierto, al que quiero abrazar, al que quiero cuidar por siempre, con brazos de amor y de fuego. Quiero seguir siendo tu refugio, aunque eso me haga volátil en el espacio. 
Puedo seguir siendo yo más que nunca, tal vez justamente porque estás lejos, y puedo seguir echando las ramas hacia el cielo, y las raíces hacia el centro de la tierra, donde está el origen que se eleva. 
Él me construye desde la nada, y no lo sabe. Él me arrastra hacia el esfuerzo porque me exige, aunque yo siga saltando como la niña que siempre fui. Esa parte de mí no la quiero matar. Quiero persistir en la inocencia del amor temprano, en la frescura amarga del llanto profundo. No hay salida para nosotros, por suerte. Todo es un círculo en espiral que espira hacia el cielo, en un lazo doble imposible de separar. Aunque seamos dos en países distintos. Somos uno más allá del tiempo, somos uno con el mismo aliento y eso lo puedo soportar. 


Moi je t'offrirai 
Des perles de pluie 
Venues de pays 
Où il ne pleut pas 
Je creuserai la terre 
Jusqu'après ma mort 
Pour couvrir ton corps 
D'or et de lumière 
Je ferai un domaine 
Où l'amour sera roi 
Où l'amour sera loi 
Où tu seras reine 

(E. Piaf)

Yes Nina!









Baby, you understand me now
If sometimes you see I'm mad
Don't you know no one alive can always be an angel?
When everything goes wrong you see some bad

But I'm just a soul whose intentions are good
Oh, Lord, please, don't let me be misunderstood

You know sometimes baby I'm so carefree
with a joy that's hard to hide
And then sometimes again it seems that all I have is worry
And then you bound to see my other side

But I'm just a soul whose intentions are good
Oh, Lord, please, don't let me be misunderstood

If I seem edgy
I want you to know
I never mean to take it out on you
Life has its problems
and I get more than my share
but that's one thing I never mean to do

'Cause I love you
Oh, baby
I'm just human
Don't you know I have faults like anyone?

Sometimes I find myself alone regretting
some little foolish thing
some simple thing that I've done

'Cause I'm just a soul whose intentions are good
Oh, Lord, please don't let me be misunderstood

I try so hard
So please, don't let me be misunderstood.


viernes, 13 de mayo de 2016

El 13 de mayo en Cova da Iria




Hace un año hacíamos homenaje a la Virgen de Fátima, en Fátima, Portugal. Arrancamos en Oporto, seguimos para Lisboa y finalmente terminamos allí, que era el único destino planeado desde Buenos Aires. Llegamos el 11 por la noche a la Casa dos Tios, un hostal de tres habitaciones restaurado, casa originaria de los tíos del dueño, que lindaba con la casa de Lucía, la pastorcita de la izquierda. Me acuerdo que comimos lengua (la mejor lengua que comí en mi vida, perdón Beba, perdón Pedro, perdón mamá) en un restorán que nos recomendaron Albano y su mujer. Volvimos caminando por el bosque unas seis o siete calles, era una noche con una gran luna, hacía mucho frío, me acuerdo que el lucero estaba inmenso. Allá cerca en el monte se les había aparecido el ángel y una vez la Virgen (el monte se veía desde la ventana de nuestro cuarto, muy cerca). 
La noche estaba hundida en el silencio, pero nos acompañaba un noséqué que me llenaba de entusiasmo y alegría. Quería "estar", quería tocar, quería sentir. Caminamos por las callecitas de tierra hasta la casa de Lucía, y después fuimos a lo de Jacinta y Francisco. Éramos los únicos, en unas horas al día siguiente todo iba a a estar lleno de peregrinos. Era como un privilegio, me sentía muy afortunada de poder estar ahí, solos, en ese momento de oscuridad y silencio. Así empezaba un viaje que nos iba a cambiar la vida, y nosotros todavía no teníamos idea. 
Acá subo algunas fotos. Compartiría mil más pero al menos hay algo...



El 13 de mayo la Virgen sale de su capillita (el santuario es enorme, pero se construyó alrededor de la capilla original, muy muy chiquita, donde está su imagen detrás de un vidrio). Aunque no es muy grande, verla entre la multitud eriza la piel, yo sentía que estaba viva, que respiraba, que su corazón latía. Creo que no solo me pasaba a mí porque muchos se emocionaban. En el "adeus" final, llorábamos cuando agitábamos nuestros pañuelos al despedirla. Era como si nos arrancaran el corazón.


La noche del 12 de mayo, en la vigilia, todo se vuelve "irreal". Estuvimos ahí desde la tarde para encontrar un buen lugar, bajo el sol fuerte. A la noche refrescó mucho. Las gentes venían de todas partes, miles y miles de peregrinos de todas partes del mundo. La plaza del santuario, que es inmensa, se llenó de velas encendidas en la oscuridad mientras rezábamos el rosario en distintos idiomas, siempre con el "Ave, ave, ave María...", que incluso entonaban las campanas de la capilla central. Fue muy emocionante. Esa noche la Virgen "sale" por primera vez, entre las velas y los cantos. Solo con escribirlo me emociono. Ese fue el primer momento en que sentí que la Virgen caminaba entre nosotros y que nos miraba uno a uno. Estaba ahí, viva, entre toda esa multitud y nosotros la homenajeábamos, la saludábamos, le suplicábamos en un solo canto de alegría.


El último día fuimos a la parroquia donde habían sido bautizados los tres pastorcitos. Camino a la iglesia, recogí algunas flores muy chiquitas y se las puse en las manos a Jacinta, en su estatua. La sentí como mi amiga. Su historia es muy impresionante, vale la pena leerla de las memorias de Lucía.


Con N. en la Casa dos Tios, en Aljustrel, Fátima.


Junto a Albano y su mujer, los dueños que atienden el pequeño hotel. Nos recibieron como si fuésemos sus hijos, incluso nos invitaron a un almuerzo junto con su hijo Rui. Comimos en el patio del costado donde nos compartieron muchas historias de su infancia y de sus antepasados en Aljustrel. Esa zona es muy chiquita, tranquila y sencilla, no se explotó turísticamente y está muy bien conservada. Es como viajar en el tiempo. En la foto, detrás, se ve la casa donde vivió Lucía en su infancia. En el patio trasero de esa casa, donde está el pozo de agua, se les apareció el ángel por primera vez a los tres pastores mientras jugaban. Hay una estatua del ángel y de los tres pastorcitos en ese mismo lugar, todo el parque está intacto.
Casi dos semanas en la isla y es como si hubiera estado un mes. Me llené de energía y decidí cambiar los muebles, bueno, ponerle muebles a la casa y tirar lo poco que había que ibaysalía para atrás. Entré a un sitio que me recomendó Lola, gracias Lola! Compré un sillón, una alfombra, dos taburetes, hasta levanté de la calle una silla blanca en perfecto estado que solo tenía un poco de cemento (rascado con un cuchillo de mi cocina, ya digo mi cocina) y un silloncito/mesa de hierro naranja. El de hierro naranja me lo vendió Juan, que resultó ser mi vecino, y argentino. Fue muy gracioso que en una versión más casera y mejorada del mercadolibre el vendedor resultara un argentino, vecino, que había caído en Palma hace dos meses para instalarse en el carrer dels Paraires. Nos encontramos en la vereda con su perro Otto, solo faltaba que el director dijera "Corten" y darnos cuenta de que tanta casualidad tenía que estar guionada.
Ahora puedo salir de la cama y vivir la otra parte de la casa. Sigue haciendo un poco de frío, hoy me llené de agua y granizo cuando fui a buscar la alfombra de bambú.Y así pasa la mañana, y el mediodía, armando, rearmando, intentando reparar el teléfono, comprando algo en el super, perdiéndome por alguna callecita nueva. Almuerzo con Nina Simone, qué compañía! Y Negro en St Tropez, también con frío, más frío. Llega el martes e iremos a celebrar, a comer a la Piccola Italia, a brindar con unas cervezas, a vivir la isla que da la bienvenida al verano. Quiero ver su cara con la nueva casa, es otra casa.
Mi lado B de Palma son las clarisas. Mis quince amigas del año pasado, e Isabel y Paquita, y el P Lorenzo que se puso muy feliz de verme. A mis quince amigas les traje 30 havannas y Sor mamá me recibió con un fuerte abrazo. Yo estaba un poco nerviosa no sé por qué, creo que porque todavía no estaba verdaderamente ahí, pero hoy quisiera haber estado más preparada para ese abrazo, y me habría quedado hundida en él, al menos unos segundos más. En esa casa solo encuentro paz y mucha alegría, nada importa cuando estoy ahí, nada tiene sentido en el sentido de los grandes sentidos, todo se simplifica y descanso. Descanso y me alivio, como si dejara todas mis tensiones en ese lugar, de lunes a lunes, a las 6 de la tarde. Todavía no las vi a Bea ni a María Jesús, ya van a aparecer. Y Therese viajará en cualquier momento. Quiero que me sorprenda. Ese es el mundo de la verdadera isla, donde hay silencio y paredes de piedra muy frías, donde no hay turistas de prestado, aunque siempre hay alguno que interrumpe para sacar alguna foto. Quiero vivir para Él y solo para Él, quiero morir en Él y volver a nacer en Él.

sábado, 7 de mayo de 2016

En Palma nuevamente, donde las olas no se hacen oír pero los tacos resuenan contra la piedra milenaria de las pequeñas calles del casco antiguo. Palma me recibe como una inquilina que ya ha venido y que la ha tratado muy bien, Palma me recibe suave y contenta para que vuelva a habitarla. Nos acoge una casa más grande, pero más vacía. Con ventanas grandes que dan a una de esas pequeñas calles transitada por alemanes e ingleses, eslovenos y quién sabe qué más. Por suerte es una calle algo escondida, un "carrer" -como se dice en mallorquí, dialecto del catalán- que dura muy poco, que si se lo mencionas a un taxista de toda la vida lo desconoce, que si se lo nombras a tus viejas compañeras de antaño, antiguas isleñas, tampoco tienen idea de dónde queda. Pero la zona es perfecta, por suerte solo se oyen las campanas de la misa de ocho que comienza a dos "calles" (no cuadras), y no las del ayuntamiento que sonaban cada quince minutos, todos los quince minutos de los siete días del año, sin descanso. También los postigos antiguos son mejores, por las noches no pasa ni un poco de luz. El baño de nuestro cuarto tiene una ventana mediana, de madera con dos alas, y justo debajo un farol colonial amurado del lado de afuera, en la calle, ilumina desde allí nuestra cama, nuestras mesas de luz, nuestro ropero. Luz amarilla, como de vela brillante. Es un ensueño, y el sueño llega cuando cierro también los postigos del baño, y la puerta del baño de dos hojas de madera con vidrio opaco. Del otro lado hay una pequeña terraza que da al pulmón de una manzana descuadrada, trazada por edificios también muy viejos. Todos postigos de madera cerrados, atrapados en una muralla amarilla, la típica imagen de uno de los laterales de una plaza mayor española. Hay una palmera muy alta, resabio de la vida morisca. Cuando hay mucho viento la palmera baila a lo alto, agitando sus brazos verdes, cantando una melodía que dice "ya llega el calor para instalarse y entonces dejaré de moverme". Porque ahora hace frío y hoy está nublado y la llovizna se instala. No parece la Palma del calor pesado. Parece más la Buenos Aires que dejé hace unos días. Y el resfrío no tarda en llegar, un poco por algunas tristezas que quisiera acompañar, unos dolores que quisiera ayudar a parir, pero estoy lejos. Y esto es lo que me toca a mí hoy. Vivir la distancia, atravesarla y empezar de nuevo, seguir de nuevo. Ahora no se oye nada más que el tic tac del típico reloj de borde metálico y palitos negros comprado en Ikea (en mi cocina tengo el mismo), no escucho pajaritos, no escucho miauusss. Es raro estar sola y no tener a mis gatos cerca, es raro estar lejos pero sentirme allá todavía. Insisto con mi teoría de que el alma tarda en trasladarse, el alma se apretuja y, como a los gatos, le cuesta adaptarse verdaderamente al nuevo ritmo. El alma no puede negar, el alma no puede tapar. Por eso el cuerpo se resiente y queda tensionado.
Ayer fue Luna Nueva en Tauro. Ayer desparramé las cenizas de mi carta dedicada a Abita, a Ita, a Sisita, a Beba. Ayer enraicé mis sueños, esparcí unas semillas de girasol por el patio trasero, donde hay un parque chiquito con algunos arbustos y tierra fértil. Ayer lloramos el dolor ajeno y nos consolamos con una comida suave y rica, y con algo de jazz. Dylan me dio las buenas noches cuando salía de su colegio en Austin, a siete horas reloj de distancia. Ahora me toca ordenar el cuarto número dos y si deja de llover un poco me voy caminando hasta el mar para recibirlo a él, el que me lleva, el que me trae, el que me saca de lo cómodo, el que me moviliza cuando ya pienso que me consumen las arenas del letargo, el que me consuela y me necesita. Seguimos adelante aunque hoy no sienta fuerzas, aunque la novedad sea no tener novedad. Allá vamos, encaramos la tarde, aunque allá sea la mañana. Ya no espero, solo me dejo llevar. Porque "quien espera desespera" y solo toca vivir cada minuto, saborearlo, aunque a veces "sepa" amargo.