sábado, 31 de diciembre de 2011

Aceptar el destino. Feliz 2012

La era de Acuario ya empezó. Y yo ya me siento como pez en el agua. A pesar de que este fue un año truncado (y sé que lo seguirá siendo por un tiempo más), trato de que la felicidad penetre por mis escamas, no porque sea pez, sino porque quiero que el aire que me rodea sea agua. Que la gente y las relaciones fluyan como agua y que, a partir de ahí, todo lo vea desde una mirada más clara, más pura. Ya no quiero correr contra el tiempo, no quiero ansiedades ni apuros. No quiero cambiar a la gente ni que la gente me entienda. Quiero silencio. Quiero nadar en el agua.
Como el primer año de vida, el primer año de una nueva era (que coincide con mis 31, mi primer año después de la vuelta de Saturno) no es fácil. Y aunque mi verdadero "Año Nuevo" comience el 5 de junio, la distancia se va acortando. Hoy, desde alguna calle de Vicente López, poblada de árboles, soles, pájaros, lunas y jazmines, cierro mis ojos y pido un solo deseo: poder caminar hacia mi destino aceptándolo, tomando las decisiones que se alineen con mi más profunda intuición y sinceridad hacia mí misma y aprendiendo de cada situación que se presenta, incluyendo mis propios errores.
Y si alguna vez leés estas líneas, deseo lo mismo para vos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Parada con puño cerrado!

Me estoy abriendo como de un cascarón grande y pesado. De adentro salgo yo, pero no como un pichón, sino como una mujer salvaje que quiere gritar. Aunque no estén acostumbrados ni quieran escucharme, voy a seguir de pie, con mi puño cerrado en alto.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Amor de cerro

Amor de cerro, amor de lejos
Amor te amo.
Amor de viento, amor de tanto
amor, te amo.
El plomo te llama y te viste de luna
el frío te habita y dice tu nombre
como llamándote hasta lo alto
como clavándote hasta lo hondo.
Y yo llorándote en punto muerto,
en primera y en segunda,
ahora en tercera mientras te llamo
con el frío te nombro hasta llegar a tus huesos
lamiéndote de alegría, desde lo lejos
como si fueras el único
como si después de tu nombre no hay más nada
como si mi amor fuera palabras,
envolviéndote la piel en sueños
nombrándome hasta que aparezca mi boca
en tu boca
mis ojos
en tus ojos
mi voz
en tu garganta
y te acuerdes de mí en tus palabras
y en tus pisadas.
Soy tu niña de capac cocha
esperando que me despiertes.
Despertame negrito lindo
llevame a lo más alto
a donde la tierra se une con el cielo
a donde arriba es abajo
a donde afuera es adentro
a donde amor es eterno.

lunes, 24 de octubre de 2011

Tacátacá

Estoy atrapada entre las ganas de estallar de alegría y la impaciencia de transformarla en hechos. Un lunes se asoma por la ventana del tren y entra para inscrutarse en mi cara por el huequito que queda abierto entre el vidrio y el vagón (ese huequito que hace  tacátacá). Tengo mucho sueño, demasiado. Tengo un poco de frío, un poco. Entonces cierro la ventana, mato al huequito. Sin darme cuenta, dejo que el lunes quede atrapado en mi vagón. No importa las sensaciones de este día malhumorado. Yo estoy con ganas de estallar de alegría, Minegro volvió de viaje y toda mi casa, con mis muebles y adornos calchaquíes, con mis almohadones y cuadros paezvilarosos, levitan en medio de una bruma feliz. Elcapitán llegó y yo estoy lista para zarpar en nuestra aventura de la cotidianeidad. Desconozco cómo serán estos días de viaje. Pero trataré de seguir mi vitácora.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La Niña del Rayo

Mirar la momia de una indígena sacrificada a través de un vidrio climatizado fue el símbolo de todo nuestro viaje, en el que observamos la cultura de la Pachamama desde hoteles amplios, lujosos, con desayunos exquisitos. No fue planificado, tampoco era la idea, simplemente surgió de ese modo gracias a una rifa que nos regaló dos noches en el hotel Mítico de Salta. El resto surgió casi por casualidad, por recomendaciones y búsquedas en Internet. Por eso no dejé de sentir la desproporción de mi propósito, el cual fue naciendo en la medida en que nos adentrábamos por los valles calchaquíes, por los cementerios de cardones, por el camino de la quebrada de Humahuaca. Sin saberlo habíamos ido hasta allá porque yo quería conocer a los dueños originales de nuestras tierras, a esos espíritus silenciosos que siglos atrás se animaron a resistir al imperio inca y luego al español, hasta que los dominaron y los mutilaron en nombre de la fe católica.
Ayer Elvira me deseó buen viaje, en Tilcara me contó su origen y me explicó algunas costumbres de los sikures. Nosotros caminamos por sus calles, respiramos su aire, su luna, su fuego. Quisimos adueñarnos de sus costumbres, al menos a través del oído, entre tambores y sikus.
Esa misma mañana encaramos nuestro destino hacia Iruya, por un eterno camino de ripio que jamás nos defraudó, sino todo lo contrario: lo que al principio parecía una mala idea, se convirtió en un suspiro infinito de gracias que luego se volvió en un silencio milenario y sagrado que agitó nuestros corazones, con alma conquistadora, como queriendo rendir culto ante un paisaje sublime. Parecíamos muertos en el cielo. Hice una reverencia ante nuestro cocinero por su tortilla de quinoa y con miedo pregunté por sus papas andinas, porque quería llevarme algunas en el baúl del auto para cocinarlas con mis propias manos.
No hay palabras para Punmamarca, adonde quise pasar la noche, tal vez para un próximo viaje. En Buenos Aires le dedicaré una entrada aparte. Lo mismo a nuestro viaje hacia las nubes, en el que me animé a dibujar mi futuro a través de las sabias montañas.
Hoy la niña del Rayo se me aparece en sueños, entre párpado y párpado, como queriéndome pedir algo, aún no sé qué.

martes, 13 de septiembre de 2011

En Cachi

Estoy en un lugar que sé que alguna vez me imaginé, pero no me animé a recordar. En uno de los vértices de Cachi, a lo alto, un lugar nos esperaba: La merced del Alto. Patrón Costas lo compró para que uno de sus hijos lo administrara, así me lo contó la masajista, que me atendióen una casa de piedras y adobe, con más de cien años. "Era la propiedad de la gente de estos terrenos, el dueño los compró junto con la casa, y fue lo primero que quiso derribar antes de construir el hotel. Pero su mujer tuvo una idea mejor, restaurarla para hacer el spa", me contó orgullosa Estela Maris, la masajista oriunda de Zárate que se vino para el norte junto con su marido y sus dos hijos, cansados de tanto robo. "Acá ya me gané a la gente, pero al principio trataba de no decirles que era de Buenos Aires", me confesó. Es que no debe ser fácil: hoy mi criterio se divide entre la historia de independencia que comienza en la Casa de Tucumán y la represión a los indios quilmes y calchaquíes. Ellos no cuentan con una casita de independencia, ni con el orgullo de haberse liberado de la opresión conquistadora. En la Merced del Alto, las dos culturas se unen en la arquitectura: el hotel construido hace apenas cuatro años marca un estilo colonial puro y respetuoso; vestido con la decoración indígena se encuentra frente a esa casita centenaria de piedras sabias y restauradas. Pero la conquista continúa, todo el personal son hijos de los primeros habitantes de estas tierras, con su modo llano pero sus miradas oscuras y profundas, nos atienden como si fuéramos sus reyes. Algo sigue sin funcionar. Pero desgraciadamente acá me hallo, donde no tengo que fingir que vengo de Buenos Aires, pero contesto con una sonrisa, pregunto por sus familias y por su origen, y trato de disculparme con mi existencia débil y temprana. Y no dejo de pensar que ojalá algún día pueda ser yo la que los sirva, en sus tronos de piedra, con sus vestidos de colores y sus abrigos de piel de llama. Anoche comí por primera vez carne de llama, y me acordé de darle las gracias a la Pachamama.
Si son de Buenos Aires no dejen de visitar este hotel, el mejor que visité en mi vida hasta ahora, porque no compite en la escala del lujo, sino que tiene personalidad propia, es nuestro, es conquistador, es inmigrante, es de acá, de Cachi.
Ahora hacia Salta, a visitar las momias y a recorrer el cielo con el tren de las nubes.

martes, 23 de agosto de 2011

Fumada sin fumar

Se cierra la revista, estoy despierta desde las 6.50. El día todavía no se acaba, parece que fueran las 5 de la tarde, pero ya son como las 8. Es que estoy como fumada, sin estar fumada. La reacción antiestrés favorita: relax.
En el piso que comparte Cosmopolitan y Vanidades le hice masajes a Sofi, le canté el felizcumpleaños a Martu, me corpartieron un mini alfajor Jorgito, Cami vieno a cobrar un cheque y de paso me visitó, y qué bueno que te mudás a Ciudad Jardín. Terminé de revisar el guión para Monsanto. Seguí corrigiendo notas, modas y tapa, solo falta el sumario.
Hoy hablé con Fernanda, avisé que me voy de viaje. No dije a dónde, pero acá puedo escribirlo: Me voy pa cuenca! Y cuenca es Córdoba, es Tucumán, es Calafate dos noches, es Salta dos noches más, es Tilcara, y después es el azar.
En la editorial planean quedarse hasta más tarde, pero no saben que me están viniendo a buscar, en auto! Para ir a comer a algún lugar lindo. Esta noche invito yo!
Gracias semana de septiembre, gracias norteargentino. Allá vamos, la hormiguita viajera empieza a respirar.
Será por eso que estoy fumada sin haber fumado, será por eso que el estrés me invadió sin invadirme. Cool.

jueves, 21 de julio de 2011

Déjeuner du matin

Merci beaucup Madame Sansot! Grand Merci!


Déjeuner du matin

Il a mis le café
Dans la tasse
Il a mis le lait
Dans la tasse de café
Il a mis le sucre
Dans le café au lait
Avec la petite cuiller
Il a tourné
Il a bu le café au lait
Et il a reposé la tasse
Sans me parler
Il a allumé
Une cigarette
Il a fait des ronds
Avec la fumée
Il a mis les cendres
Dans le cendrier
Sans me parler
Sans me regarder
Il s'est levé
Il a mis
Son chapeau sur sa tête
Il a mis
Son manteau de pluie
Parce qu'il pleuvait
Et il est parti
Sous la pluie
Sans une parole
Sans me regarder
Et moi j'ai pris
Ma tête dans ma main
Et j'ai pleuré.



Jacques Prévert 

martes, 19 de julio de 2011

A jugar se ha dicho!


Empieza una nueva etapa. Ya no se preocupen más. No, no estoy bajón, hoy estoy en el tope de mi ciclotimia, sí: en el tope más alto. Tengo un rulo que es un genio, un rulo que desde lejos, que por más que no lo veo nunca, siempre está ahí, como cayendo detrás de mi oreja, como diciendo presente en los momentos más tristes... Pero también en los más felices!!! Hace falta decir gracias? ;)

En esta nueva etapa propongo una primera máxima: No me importa más nada. Y si esa nada merece mi importancia, entonces lo pensaré un rato.
De dónde viene la energía? También de la distancia! Eso sí que está bueno, eso sí que es loco. Hoy jugué a la energía con mis manos, les juro que se siente. Otro día les copio el ejercicio!
En fin, la energía viene de su cansancio, porque sé que ahora está tirado muerto! Allá donde lleves tu proa, allá voy, urra azurra!

lunes, 18 de julio de 2011

Destino perverso


Estoy estática como una nube de hielo. Fría como témpano austral. Agria como nuez de cuatro navidades. Sin embargo estoy estáticamente tranquila. En mis nervios intento quedarme quieta. Estar en silencio.

Las cosas pasan por mis costados sin que yo las llame, sin que las espere. Me traspasan punzantes, desafiándome a ver si ahora puedo atravesar este momento. No hay casualidad sino destino. Y el destino está actuando visiblemente, sin dar vueltas, sin ser suave, sin pedir nada a cambio, sin querer negociar. El destino está siendo potente: con la misma fuerza de Neptuno me demuestra en oleadas salvajes que al final no soy tan poderosa, que después de todo no soy más que un pequeño eslabón en esta cadena de vínculos y movimientos.

El dinero no vale nada. La comida no es tan importante. La vestimenta es absurda.

En este momento una sola cosa me salva. Y aunque suene cursi y dantesco, esa cosa se llama amor.

El amor es como la palma de una mano arrugada que me sostiene, donde me ovillo para no caer tan profundo. Donde mis lágrimas se convierten en ríos que circulan por los causes de las líneas marcadas.

Amor es lo que me aleja del rencor y la incomprensión. Amor es lo que me salva de la muerte. Amor es tu presencia cuando estás ausente. Amor es mi presencia cuando estoy ausente. Amor es la energía que viaja a tu encuentro, buscando alimentar cada una de tus venas, buscando bombear tu corazón débil. Amor es pedirte que ya no me des más. Amor es invitarte a reír y disfrutar. Amor es mi abrazo para que estés tranquilo. Amor son mis pensamientos para que sigas vivo.

viernes, 15 de julio de 2011

domingo, 10 de julio de 2011

un mal día. O un día milagroso.


La vida se acaba y hoy fue un mal día. Desde el principio, desde que papá llamó para pasarme a buscar y llevarme al centro para votar, total busco a tus otras hermanas. Desde que me volvió a llamar para decirme a mariana le quedan tres horas para arreglarse entonces mejor dejá, me voy sola. Desde que me volvió a llamar para avisarme que al final se iba a navegar solo que si no me importaba que yo me arreglara. Claro que no me importa, claro que no hace falta que hagas otra vez el city tour, claro que me alegro de que vayas a navegar (habrá querido que fuera con él? No, me tendría que haber preguntado, estoy cansada de leerle los pensamientos y deseos a los demás).
Fue un mal día desde que esperé el tren bajo un sol extrañamente amable para julio. Desde que llegué a la mesa 696 para votar y no había nadie en la cola, desde que llegué a charcas y había chipás, scons y brownies para la hora del té. Desde que aproveché para lustrarme los borcegos que desde que me los compré nunca los lustré. Desde que volví a la cocina para sentarme mientras mamá cocinaba. Desde que sonó el teléfono y mamá atendió. Desde que se agarró el pecho y con una voz seca y a la vez melosa dijo chiquita no me digas, ay no me digas, ay no. Desde que la miré y le dije mamá hablá, mamá-ha-blá. Tu papá está en el hospital.
La puta madre. Golpeé contra la mesa llena de harina. Mamá cortó y dijo me voy al hospital. Yo la llamé a mariana la médica otra vez para que me contara. Mientras me ponía la campera para seguirla. Con ella y pedro nos tomamos un taxi. Era meriva. Y nos bajamos en las heras. Rafa y bel ya estaban ahí. Lo vi a papá de lejos. Tuvo un infarto. Conciente me miró muerto de miedo. Se lo llevan en ambulancia hasta saavedra. Con sus ojitos grises como los míos me miró muerto de miedo y con dolor. Yo salí al pasillo para que no me viera llorar. En caravana nos fuimos todos a saavedra. Con pedro la pasamos a buscar a cecilia y llegamos al principio de la operación. Mamá aflojó y se animó a llorar. Rafa la abrazó. Después de dos horas y media salió el cirujano, nos dijo fue un infarto grave pero todo salió bien. Quedan veinticuatro horas de espera, dos stends (o como se escriba) en las arterias y un catéter en la pierna derecha por si hay que volver a intervenir. Nunca perdió la conciencia. Papá es flaco, ya tuvo un acv hace casi diez años, pero fuma. Ya no fuma. Lo volví a ver cuando nos dejaron a todos entrar a la unidad coronaria. Pueden hasta cuatro. Entramos de a poco, todos. Papá sonrió, a cada uno. Ya no tenía miedo. Después de compartir el milagro de cómo había terminado todo volvimos cada uno a su casa. Rafa me trajo en su auto, con bel, ceci, eli y didi. Didí lloraba porque quería quedarse a dormir conmigo. Yo llegué y lloré porque esa tarde casi lo pierdo al viejo.

sábado, 9 de julio de 2011

El camino del héroe (uno de los tantos senderos)

Lo estuve pensando de nuevo. Una y otra vez. Enroscándome alrededor de esa sensación que viene como una ola, desagota en la orilla de mis emociones y vuelve a irse, para otra vez empezar de nuevo. Esa sensación se llama angustia. Es interesante el origen de esta palabra. Angustia viene del latín "angustus" (sí, parece chiste para los latinistas, pero es así), que significa "abismo profundo y estrecho"; exactamente, como "angosto".
Que la angustia denote profundidad es fácil de aceptar, esta sensación a veces es tan honda, tiene raíces tan oscuras y extensas, que pareciera quedarse para siempre o, al menos, por un largo tiempo. Pero que la angustia tenga que ver con la cualidad de "estrecho" parece algo más difícil de relacionar.
Estuve tratando de descubrir de qué manera la angustia podía ser estrecha. Entonces pensé en una trampa. En un pozo profundo... y estrecho. Lo estrecho aprisiona... como la angustia. Lo estrecho no nos deja ir más lejos (como la "mentalidad estrecha")...¡al igual que la angustia! Porque cuando nos sentimos angustiados es muy difícil avanzar, nos quedamos estáticos, como en una trampa; nos ahogamos en esa estrecha profundidad de la existencia disfrazada, engañada, malpensada. La capacidad de ser existencialista significa poder reconocernos en nuestra propia existencia, descubrir nuestros cambios más sutiles, nuestras dolencias más suaves, dejar aflorar nuestra intuición menos nítida. La angustia nos vuelve estrechos, profundamente estrechos. Insisto, como una trampa.
Un corazón cerrado, estrecho, da libertad a la angustia, y nos mantiene estáticos, quietos, atrapados.
Estar angustiados significa volvernos víctimas de nosotros mismos. Estar angustiados es devorarnos a nosotros mismos. Y ni pensemos en las consecuencias físicas y psicológicas de esta sensación, pues a través de ella somos capaces de catapultar nuestras mejores virtudes y nuestros más maravillosos talentos hacia el olvido y la nada misma.
Acabo de llegar a una gran conclusión: la angustia es una de las más peligrosas manifestaciones del egoísmo.

lunes, 4 de julio de 2011

Love in the afternoon


(para vos en Ilhabella)
llevame en el tren de tus recuerdos
donde no exista más ese tic-tac
llevame en el tren de tus deseos
donde mi boca deje de hablar


jueves, 30 de junio de 2011

El cuento de la caravana maldita

El martes en el trabajo Frank me dijo que estaba maldita, odiosa y perversa. Y que seguramente esa manera de ser se debida a mis gigantescos aros dorados con forma de corazón. Yo le contesté que sí, que esas eran mis caravanas favoritas, y que a veces me hacían sentir tan poderosa que podía tratarlo mal incluso a él. Se rió, porque tiene el extraño sentido del humor de reírse de cada cosa que digo. ¿O no, Frank?
Ese día salí corriendo para alcanzar el tren de las 13:47. Me escapé unos cuantos minutos antes en resarcimiento por esas horas eternas del viernes que me hicieron almorzar a las 5 de la tarde ("no es mi culpa que estés de mal humor y almuerces a las 5" -¡¡en realidad eran las 4!!-).
Caminando a zancadas por Tucumán me lo encontré a Frank. "Rápido", pensé, "necesito alcanzar el tren", y nos rozamos para decirnos hasta el viernes. Yo quería saber cómo le había ido salir de testigo en el civil de los amigos, quería ser más amable. Pero no, mis aros estaban apurados, y yo, también.
En el subte de la C, nerviosa y con la esperanza de alcanzar el tren, le mandé un mensaje a Frank: "Perdoname que me despedí tan rápido, no quería perder el tren". Después, subí las escaleras de a dos escalones y corrí cruzando (y no al revés) toda la gente que va de un lado al otro como queriendo que no llegues a tiempo. Con la lengua afuera y con una sonrisa de oreja a oreja, de aro a aro, alcancé el tren. Yo, como de costumbre, quería hacerlo todo a la vez: mi celular me avisaba que tenía un nuevo mensaje. Frank me respondía "Todo bien, debe ser culpa de tus aros malditos". En ese mismo momento, en ese diminuto instante, cuando caminaba rápido por el andén, pegada a los bagones, sentí que mi aro derecho se caía. Lo vi en cámara lenta escubillerse entre uno de los bagones y la línea amarilla del andén: casi a propósito se metió debajo del tren. Definitivamente maldito y perverso. Mi sonrisa no se desdibujaba de mi cara (iba a llegar temprano a casa), pero un sabor amargo por perder mi caravana preferida me quedó en la garganta.
Al día siguiente, ayer nomás, volví a la estación. Esta vez más tranquila: crucé ese punto donde muere la avenida Libertador para renacer en otra, y a paso calmo me acerqué a mi andén. La gente en fila esperaba la llegada del tren, y como las vías estaban vacías, caminé por la línea amarilla con la absurda esperanza de reconocer ese corazón dorado. La gente me miraba, y a mí no me importaba.
Finalmente ¡bingo! Lo vi, dado vuelta, brillando, en el medio de las dos líneas de hierro. Me acerqué a los molinetes y saqué todos mis encantos calculadores, tratando de que fueran lo más naturales posibles: "Hola, cómo estás. ¿Sabés que ayer perdí un aro en las vías y hoy por suerte lo encontré? (Ojitos seductores) ¿Habrá alguna manera...?". El tipo se rió, caminó conmigo y me dijo "mostrame dónde". Caminamos hasta la mitad del andén y ¡voilà! Entre miles de colillas de cigarrillos, botellas de plástico y piedritas negras, mi aro tramposo seguía brillando. En ese momento, el tren de las 13.47 se acercaba hacia nosotros para estacionar. "No hay problema, cuando el tren se vaya, lo sacamos". Y así fue. Mientras el guarda del tren me preguntaba si quería subirme y yo le contaba mi tonta historia, mientras me preguntaba hasta qué estación viajaba y yo le respondía que hasta Florida, y mientras me decía que esa era la estación del amor y yo le decía que no, que de las vacaciones, pasó el rato. Cuando el tren partió, busqué a mi nuevo amigo, que de un salto bajó hasta las vías y caminó para rescatar mi tesoro. "¿Te gusta el chocolate?", le pregunté. "Sí", me contestó con la misma sonrisa de Tévez. Saqué de mi cartuchera el chocolate favorito de Frank, que había quedado en la oficina y que me había guardado para comer más tarde, pra dárselo. Se fue contento.
Yo me di vuelta, guardé mi aro en la cartera y llegué feliz hasta la estación del amor.

martes, 28 de junio de 2011

Mahler, vos y yo.

Vos y yo estamos conectados. Sí, vos, mi lector anónimo, encapuchado, mi amigo o amiga virtual. Te estoy hablando, te estoy escribiendo y me estás leyendo. Imaginemos por un segundo que el tiempo no existe, ni siquiera el espacio. Estamos cara a cada, yo hablo y vos escuchás.
Para que esto funcione solamente tenés que poner de fondo a Mahler, la sinfonía número 5 (Adagietto), "Muerte en Venecia". Si no lo tenés a mano, te paso el link del video:


Dejalo de fondo y leé.

Tu mente sale de ese lugar en el que se encuentra, se abre tu mirada hacia adentro, hacia tus recuerdos más lindos, más tranquilos, más profundos. Solo hay un chico, o una chica. Esa persona diminuta sos vos. Y yo, yo estoy con vos, tan chiquita. Caminamos de la mano hacia ningún lugar, hacia ese espacio donde ya volvemos a ser amigos. La amistad universal existe, y la más extrañamente "dulce" es esa amistad en la que vos y yo podemos encontrarnos, podemos mirarnos a los ojos y dejar que nuestros brazos bajen, que nuestras miradas se encuentren y que nuestras almas escuchen. Seamos amigas, al menos un rato, porque algo tenemos en común. Pasar de los celos y de las inseguridades a un estado de paz es maravilloso. Contémonos nuestros rencores, nuestros miedos, nuestras tristezas y seamos amigas. Animémonos a conocernos y a correr de la mano. Las relaciones humanas son un misterio y los encuentros entre las personas son todavía más milagrosos. Subamos al tren y viajemos juntas, sin pensar en las cosas que pensarán de nosotras. Volvamos a ese instante en el que no importaba el afuera, empecemos de nuevo, ingenuas, inocentes, sin preocupaciones. Olvidémonos si alguien no nos amó lo suficiente, tal vez en ese momento estábamos aprendiendo algo, nosotros mismos nos pusimos en ese lugar. Aprendamos juntas a reconocerlo, aprendamos a vernos diminutas ante el destino y la vida que se abre, pero también a percibirnos inmensas y omnipontentes ante nuestras virtudes. Claro que las tenés, pero no son esas que pensás, tus virtudes están tan escondidas que hasta a mí me cuesta encontrarlas. No tienen nada que ver con tu profesión, con tus logros académicos, con tus innumerables amistades. Esas son ganancias, pero no tu esencia. Ese estado tan profundo de vos misma es tu tesoro, y el regalo tuyo para toda la humanidad. ¿De qué se trata? Es fácil adivinarlo, difícil permitírselo. Es más sencillo de lo que puedas imaginarte... Sí, es eso. Y yo también lo tengo, tan oculto como vos. ¿Sabías que a mí también me cuesta hacer silencio? ¿Sabías que yo también me atormento a veces por las noches pensando y pensando si podría haber sido de otra manera? ¿Que yo también me echo la culpa de cosas que ahora las veo absurdas pero en la oscuridad me ahogan? Solo el silencio me calma. El silencio es meditación. La meditación es encontrarse con ese tesoro, y reconocer en él lo maravilloso de nuestras elecciones, que también son un misterio. No elegimos solo por nuestras inseguridades y por nuestros talentos, también eligen todas nuestras células y todo nuestro pasado, antes del momento en que nacimos. ¿Tenés un compañero para este camino? Buscalo. Alguien que te permita encontrarte con vos misma. Si ya está a tu lado, reconocelo, en todo su esplendor, él también tiene un tesoro y vos lo elegiste para acrecentar el tuyo. Yo quiero ir de tu mano, también. Yo quiero ser tu amiga del silencio. Estos días estoy cerca tuyo, desde la distancia, desde el no tiempo. Aunque no nos hayan presentado jamás, siento que te conozco de toda la vida. Y eso es lo maravilloso de estar juntos, a través de palabras, a través de instrumentos.

martes, 21 de junio de 2011

Ayulina, la inmemoriosa (así soy más feliz).

Esto es para vos Campanita, prolongando la charla en el ascensor de Maipú...

¿Cómo que evasión real? -¡Sí! Es real porque generalmente cuando uno evade no lo hace consciente. Yo lo llevo a la palabra, ¿no ves cómo nos mira el gordo del ascensor? (Y digo en voz alta como para que me mire): "Mejor que lo reconozca ahora, en vez de hacerme la boluda y 'cruzar mal' la calle y que me pise un colectivo, como esos que vienen de Retiro y doblan por Suipacha)".
Después me quedo pensando, ¿a qué me refería con "evasión real"? -¡Ah! ¡Sí! Que no me acuerdo de nada, últimamente la memoria me está haciendo jugar malas pasadas, pero en realidad es porque yo no me quiero acordar, al menos de las cosas que me pasan cada día apenas atrás... ¿Se entiende?
-Mmmmmm. No. (Risas, de tu parte; porque yo me enfado un poco).
-Claro, que por hacer tantos esfuerzos en recordar las cosas más antiguas, por ejemplo cómo vivíamos, qué vestíamos, comíamos, con quiénes estábamos, si éramos varones o mujeres, de quiénes nos habíamos enamorado, a qué padres habíamos elegido, de qué habíamos muerto... Empecé a olvidar las cosas de hace poco, que si hice copypaste y después borré, o printscreen y realmente imprimí, que el archivo que adjunté es el viejo, en cuál PC, en mi casa, en cuál oficina (trabajo en dos, y media...), aaaaaaaaa. Cualquier médico pedorro diría que es estrés. Vos y yo sabemos que los que preferimos, los (h)omm-eópatas, nos darían otros secretos milenarios para curarnos, en vez de rivotril. Más que alguno me mandaría a leer de adelante para atrás y de atrás para adelante a Funes, el memorioso. Y vos y yo sabemos que aquellas "truequeñelas", aquellos ritos de Chrome por la mañana, esos de los que yo soy adicta y vos odiás, pueden jugar en mi contra, y que tal vez sean la causa de mi problema.
¡Ah! En el ascensor te dije que tal vez era alzaimer (no me acuerdo cómo se escribe) y vos te reíste, pero casi como dándome la razón, Campanita. Y eso me puso feliz. Después fui a Cosmopolitan, me reí con mis amigas,le dije a Lu felizcumpleaños y agradecí delante de ella al Facebook por recordármelo (finalmente aprendí a usarlo): en ese momento tuve dos horas de lucidez. Hasta que llegué a casa y Minegro me esperaba con moñitos y quesorallado (sisí, bien MCrobiótico, hoy prometo que cocino arrozyamaní) y yo llevé Pepsi ("¿qué te dio por comprar Pepsi últimamente? ¿Es porque sos de Boca? -¡No sé! Para cambiar... O realmente me olvidé), y compré rhodesias, y trabajé un poquito más desde casa. ¿Me hago cavado definitivo? ¿Y si los láseres me dejan secuelas por adentro y nadie las descubre hasta dentro de veinte años? ¡Nunca me gustaron las espadas de StarWars! Pero hay una buena oferta en Grupoff... Bueno, mañana después de que se venza la oferta lo pienso. Igual todo sigue siendo banal, menos nuestra conversación en el ascensor... ¿Sobre qué era?

viernes, 17 de junio de 2011

Mi faro




¿Cuál es aquel camino que tengo que tomar?
Si sólo hay un destino al que puedo llegar
Si siempre viajé solo
Y siempre vos fuiste mi faro en la ciudad
En
la ciudad.


Es sólo un momento
Es una mirada y saber
Cuál es el camino
Y así nada más.

Es sólo un momento
Es una mirada hacia atrás
Yo quiero saber, mi amor
Si al llegar, vas a estar, allí
Vas a estar allí.

Volvió el ritmo - Volvió la noche


HAY PARRANDA? CHA CHA CHA!

martes, 14 de junio de 2011

Mama-racho no tiene tiempo

temple 2

El otro día estaba sola. Después de un almuerzo con duendes y hadas en el país de los barcos, me agarró un ataque de limpieza y orden. Limpié hasta debajo del sillón, limpié hasta las dos partes del tacho de basura de la cocina, limpié hasta las paredes de adentro del horno (hay un señormusculoso muy bueno para esto, supertóxico pero eficiente)... Limpié como queriéndome topar con arañitas de colores, con bolitas de vidrio, con bichitos de luz o con linternas minúsculas. Y cuando ya terminaba, cuando finalmente iba a enjuagar el último trapito para acostarme y deleitarme con Skins (gracias Campanita por grabarme las temporadas), cuando estaba en la cresta de la ola disfrutando de mi estado mama-racho... Me quemé. El agua de la canilla de la cocina salió hirviendo (a veces el calefón me juega esas malas pasadas, y yo sigo cayendo). No me enojé con el dolor, ni conmigo, solo con el calefón... Un poquito. Pero sí me puse muy triste. Lloré y lloré y seguí llorando. Minegro todavía no llegaba de su día de pesca y yo lloraba como una chica de seis, como un bebé de dos, como un chico de doce. El pasado se me vino como corriente de tsunami, me invadió todo el cuerpo y empecé a llorar por Alex. Ya ni la mano ni el calefón tenían algo que ver. Solamente pensaba en el cansancio de Alex, en su gran soledad, en su muerte, en su fracaso. En eso llegó Minegro, con sus canciones de carnaval, dispuesto a alzarme y balancearme de un lado al otro por una tarde de amigos perfecta... Y yo llorando... No, no es que quiera arruinar este momento, ni siquiera porque me haya quemado... Pero sí, me quemé y me siguen doliendo mucho los dedos del medio de la mano derecha. Crema de plata y bollitos en la cama, abollitanados. Descansando. La tarde negra se convirtió en noche, la noche en empanadas y cocacola, las burbujas trajeron el sueño y el sueño trajo el amor. Después fue lunes.

miércoles, 1 de junio de 2011

La soledad en el reino del revés

Para Kari, que confió en mí. Mis pensamientos más profundos de hoy. Solo los comparto... Gracias por leerme, a quien sea, allá lejos, desde Salta, desde Ushuaia, desde Cabo Polonio, desde Tahití... Desde la caliente BuenosAires...

(la imagen es del artista Shaun Tan)














Estoy en medio de un torbellino, varada entre zumbidos que vienen y van. Me releí sin quererlo, siguiendo un plan macabro... Por suerte lo abandono para escupir lo que fui sintiendo. Hace un par de años estaba encantada con el existencialismo, el sufrimiento inevitable de crecer y tomar consciencia ante la propia existencia. "Me duelen los huesos del pensamiento", escribí en una entrada. Y hoy, apenas me duelen los intestinos. Leí las palabras de Floppy: "Me dijiste que un día todo iba a pasar y hoy estoy tan feliz". Y estoy echada en el sillón, con "Un mundo perfecto" (¿existe?) de fondo, el envoltorio de un milka aireado con almendras que tengoquelevantarmeytirarloenlacocinaynoquiero, y con un par de almohadones tirados a mis pies. La estufa está encendida en mi espalda... En fin, un ambiente ideal (salvo por las pavadas que dice P-Anamá Ferreira sobre no sé qué...). Incluso no siento el dolor de las vísceras, sé que están molestas, porque no comí arroz yamaní, ni alga kombu, ni porotos aduki, ni bardana, ni nabo... Porque todavía no ingerí el té de marcela... Y todo pasa. Sí, todo pasa. La vida pasa... Pero así como pasa, también todo vuelve. Y yo estoy de vuelta.
Si en este viaje de ida, no aprovechamos las oportunidades, no aprendemos de quienes más nos irritan, si no  nos molestamos en bajar los brazos de vez en cuando y simplemente dejamos que las cosas pasen, entonces todo vuelve. No todavía, más adelante. Si no cambiamos nosotros mismos, perdemos la oportunidad de hacerlo a nuestra manera (con nuestros tiempos y capacidades) y se la damos a otro para que nos cambie a su manera (con sus tiempos y capacidades, generalmente brutas). El otro no necesariamente es una persona... A veces los cambios se nos presentan desde afuera, porque la cosanodaparamás... ¿Queremos realmente eso? ¿Estamos dispuestos a resistirnos de tal manera al cambio que dejamos nuestro futuro en manos de avisos funestos y desprevenidos, accidentes "fortuitos"?
No valemos todo aquello que imaginamos. ¡Valemos más por lo que desconocemos de nosotros mismos! Sí. Le damos tanto poder a nuestra conciencia como si lo fuera todo, cuando nuestros recuerdos laten pasivamente con maravillosos y sabios conocimientos del más allá, que esperan que algún día, aunque sea uno solo, salga a la luz. Pero tenemos miedo, miedo de perder... ¿qué? Nuestra intuición está relegada a una "cualidad femenina" desprestigiada y pasada de moda. Cuando es la llave para seguir aquel camino que nos lleva a la verdad, cuando es lo único que nos queda para conectarnos con todos los tesoros que traemos de nuestras experiencias anteriores. Todo esto lo sé porque lo recuerdo, porque lo aprendí miles de años atrás y porque hoy estoy dispuesta a traerlo al ahora, a saborearlo, a vivenciarlo. Creo que para llegar al verdadero amor hay que trabajar dos cualidades: la conciencia de nuestra subconsciencia (amigarnos con nuestra sombra y dejarnos reposar en los recuerdos más lejanos a los que podamos llegar, aunque sean dolorosos e insoportables -en este sentido la conciencia sana y el dolor como memoria se convierte en paz-) y la apertura de nuestra mente (estar dispuestos a pensar del modo absolutamente contrario). ¿Se puede amar más allá de los celos, las inseguridades, el odio ajeno, el rechazo, el abandono, la injusticia, los secretos, la dominación, las diferencias, los engaños? ¿Se puede amar a nuestro peor enemigo, nuestra peor enemiga, al "causante" de todo nuestro dolor? (Yo estoy convencida de que nadie causa nuestro dolor más que nosotros mismos) ¿Y si la respuesta es "sí, se puede"? Claro que es sencillo en las palabras... Y que en la práctica suena como una utopía... No, no se trata de renunciar, el camino es inverso: se trata de asumir, asumirme, asumirlo, asumirla, con mi historia, con su historia. Es pasar del pensamiento polar (bueno-malo; falso-verdadero), al pensamiento integrador. No es negarse para aceptar al otro, como un mártir al estilo moderno del siglo XXI. Es asumirse y estar dispuesto a asumir al otro. Creo que el desafío está en preguntarse cada día, "¿y por qué no?".
Y si se sienten solos, sepan que la soledad es parte del camino para llegar a nuestros pensamientos y recuerdos más profundos: abrácense en su soledad, disfrútenla y no la tapen. Dejen que fluya, póngala frente a su espejo, obsérvenla y pregúntele qué tiene para darles. La respuesta es una sola: "Te doy a vos", y "vos-con-vos" deja como resultado la plataforma para empezar de nuevo y animarnos a pensar al revés... Sí, como la canción de María Elena Walsh...

Viér-coles

Estoy exhultante como si fuera viernes. Me siento radiante de rayos claros como si hubiera dormido doce horas. ¿Cuánto más va a durar este estado? No quiero que se caiga como le pasa a Sísifo. No quiero volver a empezar. Que dure unos días, al menos hasta el lunes, total después... Te veo llegar...



En tu ola de seda, en tu ola de mar
papel picado de todos colores
en tu pelo de seda, en tu pelo de mar
flotando lunares de mil sabores.

Entre tus dedos llanos de tierra morena
entre los huecos de tus rodillas
entre el valle de tu espalda
me sonrió una visión.

Graciosa tu cara me hacía muecas,
hace más de trecientos años.
Con tu ola de seda y tu pelo de mar...

martes, 31 de mayo de 2011

Cronos no comió

Para S. Neira y L. G.: que sus predicciones se hagan realidad.


Finalmente el día está llegando. El 5 de junio de 2011 nace un domingo. La profecía se cumple: Cronos ha terminado de vomitar. Salió ese hijo, que él pensó que devoraría. Pero no. Lo miró detenidamente, lo olfateó para reconocerlo. Y lo dejó vivir. Cronos no comió. Se quedó sentado en un rincón asombrado por su reacción. Desconcertado comenzó a llorar. Y llorar. Y llorar. Cronos está triste: ha dejado su reinado. Pero sigue de pie, para guiar a su nueva criatura.
Finalmente llegó el momento de dar a luz. Y para dar luz hay que pasar por las tinieblas. Para dar vida hay que morir. Acá está tu hija, Cronos. ¿No ves cómo te sonríe? ¿No ves su fortaleza? Llegó la hora de descansar. Cronos, puedes descansar en ella. Ella te va a cuidar. Cronos no estés triste, ahora podés jugar.
La criatura sin nombre se acercó a los pies gigantescos y gastados de su padre. Los besó con ternura. Entonces, muy rápidamente, empezó a crecer. La niña de pies descalzos y pelo lacio llegó hasta la altura de la frente de Cronos. Él la miró y le dijo: "Ya eres mujer".
El tiempo es magia cuando estás con él.

No sos vos. Soy yo.

Estaba con una incomodidad en mi cabeza. En todo mi cuerpo. Me producía escozor y a la vez placer. Siempre me sentí especial, especial y distinta al resto. Eso me enseñaron en mi colegio de monjas, desde la primaria hasta terminar el último año de bachillerato: vos sos especial. Al principio las palabras entraban en forma de notas dulces como salidas de una cajita musical. Después, como cualquier tema barato de radio monótona, entraba como un monosonido pegadizo difícil de cambiar y con ganas de extraer. Ya no me parecía tan real esa sensación de sentirme especial, aquí mi escozor.
Hoy tengo un nuevo desafío: el otro es tan especial como yo. Parece fácil, casi un refrán de galleta china de la suerte. Pero no es tan sencillo. Porque en la profundidad más honda de mi ser sigo sintiendo esa diferencia. ¿Cómo sigue esto?
El lunes comida en lo de Silvia. Mamarí, Tere, Pipa, yo. Y las palabras de Pipa volaron reveladoras. Sentada en su bosque de mil estrellas me explicó tranquila la diferencia. El ego por un lado, la esencia por otro. ¡Nadie me lo había dicho antes! Tomé nota con mi cabeza geminiana, y sin distraerme con nada apunté: la esencia es eso que me hace sentir parte de un todo, donde yo soy uno más entre los demás que también son uno más. Es lo que me permite amar y respetar las diferencias. El ego es ese olivo fuerte, de raíces profundas, que hace que sea quien hoy soy... Que si me sentí tan especial, es un don: construí lo que soy hoy, armé mi personalidad y mi manera de ver el mundo. Pero hoy nace la esencia, como un diente de león alrededor del olivo. Hoy quisiera que el diente de león se convierta en enredadera y vaya trepando por el tronco y las ramas del árbol, hasta envolverlo completamente. Hasta que ego y esencia ya no sean distintos. Entonces seré libre, sobre mi árbol de diente de león, con flores de marcela y hojas de llantén...

lunes, 30 de mayo de 2011

Libros favoritos de hoy...

Estos libros cambiaron mi manera de pensar. Quiero compartirlos...


Primero, leer "La enfermedad como camino" (Dhalke; Dethlefsen): lejos de ser un libro de autoayuda, como se lo califica en todas las librerías, es una obra para aquel que se atreva a cambiar su manera de ver el mundo. Basta del pensamiento polar: nos da las claves para pensar de manera integral (yin-yang). Después de la jugosa introducción, cada capítulo vale la pena para releer cuando nos enfermamos. 




Después, arrancar con "Vida y destino humano" (Dethlefsen), un viaje inteligente hacia el esoterismo. Vale la pena insistir con su lectura si al principio cuesta (a mí me tomó varios años y muchas chances bien otorgadas). ¿El resultado? La mejor lectura de mi vida. Un concierto a la verdad, expresado con todos los acordes ocultos. Dethlefsen, un verdadero maestro.  

Missin'you slowly...

...Missing you deeply. Una vez compartimos la luna de Ilhabela, cuando llegues, saludala de mi parte.

En 1740

El pez en el agua y el agua en el pez. Así en el cielo como en la tierra. En el día de Wesak, en el día en el que los grandes maestros se reúnen en el Himalaya con nosotros, los humanos, entré en un profundo sueño. Recostada en mi bosque de hiedras profundas, con una varilla entre mis dientes, miré al cielo y me detuve en la luz. Los rayos se filtraban entre las ramas verdes y hacía brillar mis pecas. Yo estaba despreocupado. Sí, entonces era un varón, tenía doce años y era asombrosamente libre. Respiraba con cada centímetro de mi piel y mi mente estaba en blanco. Era como flotar. 
Entonces, en el día de Wesak, una voz me hizo llegar a unos escalones de piedra, luego atravesé una puerta amplia e ingresé en el salón de los mil espejos. Allí elegí uno, particularmente gracioso. En él me veía como me encontraba en ese sueño: un varón de doce años, descalzo, con las ropas sucias. Me sentía cómodo en ese estado. Mi lado conciente añoraba esa manera de ser despojada. Me culpaba pensando que ahora era tan distinta, ¿cómo podía haber cambiado tanto? Enseguida comprendí que uno es todos, y no un personaje aislado.
Era 1740. Estaba en un pueblo al norte de Francia, o al oeste de Alemania. Había muchas calles de tierra, muchas carretas al paso. Yo era un gran viajante, buscaba algo. Algo que recién comprendí el día de mi muerte, sobre un lecho de paja. Antes había sido abandonado por mi madre, pobre e incapaz de criarme. En el orfanato no sufrí como el resto, pues como dije antes, yo estaba despojado. En mi mente fresca solo había un pensamiento: salir a buscar, viajar. En mi decisión permití que vinieras, que escaparas conmigo. Eras mucho más chico que yo, pero te atraía mi manera de ser, querías seguirme, me viste como la salvación ante tanto maltrato. Yo te quería más que al resto, pero no pude rescatarte. Tu miedo te traicionó, o no: tu camino era distinto al mío. En ese sueño nos encontramos y en esta vida nos reconocimos. Ya podemos escapar juntos, viajar juntos y empezar nuestra aventura. 

jueves, 10 de febrero de 2011

Regreso a casa

Sí, hace mucho tiempo que lo dejé al azar. Un azar algo caprichoso que no me dio la más remota gana de ponerme a publicar algo, tan público. No sé si fue por aquella razón excepcional de tener demasiado tiempo libre, o el hecho de que por tanto espacio uno se llena de responsabilidades variadas y sin querer se mantiene más ocupado de lo normal.
Durante ese tiempo el sueño fue un gran aliado. Dormí como un crío en etapa de crecimiento. Sin crecer. La piel amanecía estirada de tanto descanso. Eso que en aquel momento hacía con culpa hoy lo veo como una bendición.
Cuando retomé la asquerosa situación de trabajar en una gran empresa con altos porcentajes de poder crecer en el futuro, también volví a la lectura de los clásicos. Arranqué con la Ilíada, la terminé al poco tiempo, y allí me detuve. Con una nueva idea para lanzarme a mi escritura, mi pensamiento e imaginación vagaron de la mano. Dante apareció a mitad de camino con su Infierno, tomado de la Ilíada. El camino del héroe se mezcló con el camino de un niño retobado en su búsqueda inconsciente y tiernamente ingenua hacia la verdadera felicidad.
Entonces aparecieron las palabras mágicas: “Yo encontré una puertita”, cuando hablábamos de sus nueve meses dentro de la panza de su mamá. Una puertita para iniciar el camino, un arco por donde pasar, atravesar las sombras ajenas y propias, con el objetivo de, algún día, llegar al horizonte del Edén.
¿Pero dónde se halla ese paraíso eterno de pura espuma y oleaje suave? Cada vez más convencida estoy de que está aquí. En las intermitencias de nuestra alma, que a veces se enciende y otras caduca ante al mal humor, la injusticia, el dolor y el desarraigo.
“He sido fuerte”, me dije anoche desués de llorar durante más de un día por su ausencia, por su cara triste y enojada, por el desgarro de verme partir y dejarlo allí.