miércoles, 22 de febrero de 2012

Como es arriba es abajo...

El Centinela de Piedra (Aconcagua)

...y como es abajo es arriba. Dice el Kybalión. A kilómetros de distancia, hacia lo largo y hacia lo ancho, puedo sentir lo mismo. Al menos lo intento. Cierro los ojos y mi cuerpo siente frío. Mi estómago está lleno pero sigue inquieto por el día que vendrá mañana, de ascenso infinito hacia el témpano de aire. Hacia las nubes de nieve. Hacia el punto más alto que separa la luz de la sombra.
Estoy acá pero quiero estar allá, junto a tu cuerpo, junto a tu alma. Por suerte tengo acceso a ese principio: Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba.
Extrañamente tu ausencia está ausente. En este momento hasta estoy ausente de mí misma. Mi cuerpo está acá abajo, pero todo mi espíritu está allá arriba, con la aurora y el brillo estelar, con la luna y el viento helado. Te abrazo a la distancia y te doy calor, estoy a tu lado y todo es paz. El mundo allá abajo ya no importa, o tal vez importe pero de manera distinta. Desde esta altura lo veo todo tan lejano, sin embargo aquello que de verdad amo está frente a mis ojos, inundándolos con certeza y claridad.
Estoy a tu lado y traspaso como notas silenciosas mi aliento a tus labios. Tus labios y mis labios. Nuestros besos. Nos besamos. El Centinela de Piedra nos mira y se enternece, y con nuestro amor nace su perdón hacia toda aquella parte del mundo hasta donde llega su mirada. El Centinela de Piedra te pasa algunos de sus poderes, entre ellos te da el fuego para seguir el camino hacia el interior, el verdadero camino del héroe. El verdadero héroe, que no teme a nada en su aventura del autoconocimiento. Hacia allá vamos juntos, de maneras tan distintas, de formas tan parecidas. Hacia allá viajamos, paso a paso, apoyándonos incondicionalmente, tomados de la mano, vos arriba y yo abajo. Yo arriba y vos abajo.

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