miércoles, 3 de febrero de 2021

Qué soy yo sin Vos, qué queda de mi alma sin tu mirada y sin tu luz, sin tu costado herido donde me refugio cuando no encuentro consuelo y quiero huir de todo. En ese pedacito de carne que sangra y a la vez late, que es tibio, calentito, me meto. Me hago chiquita como una uña, me pongo en posición de ovillo y ahí entro, como un lugar bañado de amor. Desoigo las explicaciones psicológicas, los consuelos banales, la incomprensión juiciosa. Solo me quedo ahí quietita hasta caer rendida, hasta morir dormida. 

Escucho en ese lugar tus latidos de amante, que me llenan hasta calmarme, que me dan consuelo profundo hasta que dejo de llorar. En tu dolor está mi alivio porque Vos lo tomás, Vos lo acogés, Vos lo calmás. 

Y ahí me quedo como no queriendo salir, sabiendo que la vida me sigue esperando. Que tengo cosas que hacer y que los otros esperan de mí. Pero ahora mi soledad está transformada, mi soledad está llena. Porque me llevo tus latidos, me lanzo con tu presencia, con tu mirada, con tus rayos azules y morados. 

Me voy con tus ojos en mi memoria, que dicen mi nombre una y otra vez, con un tono suave. "Acá estoy, no te suelto, no estás sola".

Y te extraño cada mañana y quiero correr a verte, a mirarte, a sentirte, a comerte y recibirte. A amarte y que me ames. A pedirte y escucharte. A ayunarte y rezarte. Mi gran amigo, mi todo, mi presente y mi futuro. Tomame toda y que sea tuya, cada centímetro de mi voluntad, cada letra que pronuncio, el tono con el que hablo, mi ceño desfruncido, mi sonrisa tenue y mis abrazos. Mi besos. Que sean todos desde Vos. 

Aunque no estés de moda. 

No hay comentarios: