jueves, 1 de octubre de 2009

En Toscana

Fuimos corriendo directo hacia tu árbol
Me llevaste de la mano hasta su sombra
Nos apoyamos en su tronco añejo
y te pregunté si lo extrañabas

Llorando me dijiste
Que no recordabas su cara

Entonces yo también lloré
Porque vi tus ojos negros
Detenidos en el tiempo

Guardé tu cabeza en mi regazo
Y apreté tu pelo entre mis dedos
La luna se enredaba en mis canciones
Y las chicharras decían tu nombre
Yo canté entre ellas con mi sangre
Que brotaba como escarcha derretida

Volví a nacer en terracota
Como una chiquita feliz
Me tocaste con tu inocencia eterna
Silencioso y sincero
Rompiste el dolor en mil pedazos

Y galopaste contracorriente.
Tus pasos eran mis latidos
Golpes secos que pujan a un niño

Volví a nacer
esa noche, entre el rocío blanco
y la sombra de tu árbol.

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