sábado, 9 de julio de 2011

El camino del héroe (uno de los tantos senderos)

Lo estuve pensando de nuevo. Una y otra vez. Enroscándome alrededor de esa sensación que viene como una ola, desagota en la orilla de mis emociones y vuelve a irse, para otra vez empezar de nuevo. Esa sensación se llama angustia. Es interesante el origen de esta palabra. Angustia viene del latín "angustus" (sí, parece chiste para los latinistas, pero es así), que significa "abismo profundo y estrecho"; exactamente, como "angosto".
Que la angustia denote profundidad es fácil de aceptar, esta sensación a veces es tan honda, tiene raíces tan oscuras y extensas, que pareciera quedarse para siempre o, al menos, por un largo tiempo. Pero que la angustia tenga que ver con la cualidad de "estrecho" parece algo más difícil de relacionar.
Estuve tratando de descubrir de qué manera la angustia podía ser estrecha. Entonces pensé en una trampa. En un pozo profundo... y estrecho. Lo estrecho aprisiona... como la angustia. Lo estrecho no nos deja ir más lejos (como la "mentalidad estrecha")...¡al igual que la angustia! Porque cuando nos sentimos angustiados es muy difícil avanzar, nos quedamos estáticos, como en una trampa; nos ahogamos en esa estrecha profundidad de la existencia disfrazada, engañada, malpensada. La capacidad de ser existencialista significa poder reconocernos en nuestra propia existencia, descubrir nuestros cambios más sutiles, nuestras dolencias más suaves, dejar aflorar nuestra intuición menos nítida. La angustia nos vuelve estrechos, profundamente estrechos. Insisto, como una trampa.
Un corazón cerrado, estrecho, da libertad a la angustia, y nos mantiene estáticos, quietos, atrapados.
Estar angustiados significa volvernos víctimas de nosotros mismos. Estar angustiados es devorarnos a nosotros mismos. Y ni pensemos en las consecuencias físicas y psicológicas de esta sensación, pues a través de ella somos capaces de catapultar nuestras mejores virtudes y nuestros más maravillosos talentos hacia el olvido y la nada misma.
Acabo de llegar a una gran conclusión: la angustia es una de las más peligrosas manifestaciones del egoísmo.

No hay comentarios: