viernes, 13 de mayo de 2016

Casi dos semanas en la isla y es como si hubiera estado un mes. Me llené de energía y decidí cambiar los muebles, bueno, ponerle muebles a la casa y tirar lo poco que había que ibaysalía para atrás. Entré a un sitio que me recomendó Lola, gracias Lola! Compré un sillón, una alfombra, dos taburetes, hasta levanté de la calle una silla blanca en perfecto estado que solo tenía un poco de cemento (rascado con un cuchillo de mi cocina, ya digo mi cocina) y un silloncito/mesa de hierro naranja. El de hierro naranja me lo vendió Juan, que resultó ser mi vecino, y argentino. Fue muy gracioso que en una versión más casera y mejorada del mercadolibre el vendedor resultara un argentino, vecino, que había caído en Palma hace dos meses para instalarse en el carrer dels Paraires. Nos encontramos en la vereda con su perro Otto, solo faltaba que el director dijera "Corten" y darnos cuenta de que tanta casualidad tenía que estar guionada.
Ahora puedo salir de la cama y vivir la otra parte de la casa. Sigue haciendo un poco de frío, hoy me llené de agua y granizo cuando fui a buscar la alfombra de bambú.Y así pasa la mañana, y el mediodía, armando, rearmando, intentando reparar el teléfono, comprando algo en el super, perdiéndome por alguna callecita nueva. Almuerzo con Nina Simone, qué compañía! Y Negro en St Tropez, también con frío, más frío. Llega el martes e iremos a celebrar, a comer a la Piccola Italia, a brindar con unas cervezas, a vivir la isla que da la bienvenida al verano. Quiero ver su cara con la nueva casa, es otra casa.
Mi lado B de Palma son las clarisas. Mis quince amigas del año pasado, e Isabel y Paquita, y el P Lorenzo que se puso muy feliz de verme. A mis quince amigas les traje 30 havannas y Sor mamá me recibió con un fuerte abrazo. Yo estaba un poco nerviosa no sé por qué, creo que porque todavía no estaba verdaderamente ahí, pero hoy quisiera haber estado más preparada para ese abrazo, y me habría quedado hundida en él, al menos unos segundos más. En esa casa solo encuentro paz y mucha alegría, nada importa cuando estoy ahí, nada tiene sentido en el sentido de los grandes sentidos, todo se simplifica y descanso. Descanso y me alivio, como si dejara todas mis tensiones en ese lugar, de lunes a lunes, a las 6 de la tarde. Todavía no las vi a Bea ni a María Jesús, ya van a aparecer. Y Therese viajará en cualquier momento. Quiero que me sorprenda. Ese es el mundo de la verdadera isla, donde hay silencio y paredes de piedra muy frías, donde no hay turistas de prestado, aunque siempre hay alguno que interrumpe para sacar alguna foto. Quiero vivir para Él y solo para Él, quiero morir en Él y volver a nacer en Él.

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